En una fecha grabada en la memoria de toda la familia del Olympiacós, se jugó un partido importante ante el PAOK, que podía haber determinado el curso del resto del campeonato para nuestro equipo.
El Olympiacós se preocupó desde el principio por marcar su juego. Tuvo la posesión de balón, asumió la iniciativa y hasta la primera media hora fue el que tuvo las oportunidades y el que presionaba sobre la portería de Itanz.
El portero del PAOK era sin duda alguna el más destacado de los jugadores locales, al haber mantenido con uñas y dientes a cero sus tres palos. En el otro lado, el Olympiacós llevaba las riendas del partido y tenía a los jugadores más sobresalientes.
El partido terminó sin que el Olympiacós pudiera lograr la victoria que se merecía a juzgar por la imagen del partido. Disfrutó de más oportunidades, podía llegar a la meta con más facilidad, pero no le acompañó la fortuna con el balón en las buenas oportunidades que creó. La Leyenda se queda con 8 puntos de ventaja sobre el PAOK y sigue conservando el liderazgo de cara a la consecución del título.